Anael (1)

 Nací siendo un demonio, y antes, quizás por autocompasión, solía pensar que todos quienes habitaban alguna vez los cuerpos terrenales lo hacían de esta manera. Comenzando como bestias apegadas a sus más íntimos y salvajes instintos carnales. Ansiosas por satisfacerlos con una voracidad insaciable. 


Así pensaba este alma antigua, sin embargo hoy dudo de esos pensamientos puesto que he cruzado en mi camino criaturas jóvenes dueñas de una bondad asequible sólo tras incontables vidas.

Nací demonio, fuí humano y moriré ángel. Quizás esta sea la Ley, quizás sea así para todos, no lo sé y permítanme descreer de aquel que afirme ser dueño de este conocimiento, pues es, en mi opinión, muy íntimo del Único. Lo peculiar en mí es la inmortalidad de mi ser carnal. Milenios pueden contar mi existencia en este y otros mundos, pero siempre, siempre habité el mismo cuerpo y, en términos humanos, no morí jamás.

Fue y continúa siendo un camino lento, difícil y doloroso. Si, esa es una constante, el dolor, un dolor que por milenios creí innato, tan propio de mi ser como mi inmortalidad. Un dolor que muta como muta mi alma y que, creo suponer, jamás me abandonará. 

Antes dolía por mí y era un dolor que laceraba mi cuerpo cuando alguna garra o arma se hendía en él, después el dolor continuó siendo físico, pero dejó de manifestar las heridas del cuerpo para dar paso a las del espíritu. Hoy, hoy es el espíritu que duele manifestando la angustia del alma, de la mente, de de la inteligencia. Antes dolía por mí, hoy duele por todos. Duele la autoimpuesta obligación de respetar el libre albedrío aún cuando este implique el dolor de otros entre los que puedo o no estar incluido. Son muchas las veces en que sabiéndome capaz de provocar alivio en un doliente debo doblegar mi ímpetu y aceptar que la ayuda sólo es tal cuando se la solicita.

Sigo transitando entre humanos y quizás siga así hasta el fin de los tiempos, si es que Los Tiempos tienen realmente un fin. Sigo transitando entre humanos pero hoy este cuerpo no es más que un disfraz, un disfraz que esconde el ser que llegué a ser.

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